Un símbolo contra el franquismo

Aitor con brazalete negro

«Franco firmaba con mano firme y gesto inalterable las sentencias de muerte tomando café» afirma el prestigioso hispanista Paul Preston.

 El 27 de septiembre de 1975 y con la vida del dictador en clara decadencia, se produjeron los últimos fusilamientos por parte del Régimen. No hubo indulto de última hora para los condenados que se fueron a dormir con la certeza de que “tras la noche”, vendría “la noche más larga”, tal y como les homenajeó el cantautor Luis Eduardo Aute en su canción “Al Alba”

Luis Eduardo Aute

Las reacciones a nivel internacional fueron extensísimas. Una de la más famosa tiene como protagonista al primer ministro sueco, Olof Palme, y alguno de sus ministros que reclamaron por las calles de Estocolmo, y con una hucha en la mano, ayuda económica para los antifascistas españoles. Por su parte, el presidente mexicano Luis Echevarría solicitó la expulsión de España de las Naciones Unidas y diversos gobiernos convocaron a sus embajadores en Madrid. Al tiempo fueron atacadas por manifestantes unas cuantas embajadas españolas. La protesta, aunque con menor capacidad, se extendió a muchos otros lugares de la geografía española.

Un hecho excepcional

Al día siguiente, en los viejos campos de El Sardinero, en Santander, se produjo un hecho excepcional. Aquél día, dos futbolistas del Racing de Santander, el vizcaíno Aitor Aguirre y el valenciano Sergio Manzanera, al enterarse de la noticia en Radio España Independiente (La Pirenaica, la emisora clandestina con la que el Partido Comunista difundía las noticias censuradas por el franquismo), decidieron que lucirán un brazalete negro en honor de los fallecidos.

Aitor Aguirre y Sergio Manzanera

Al comienzo del partido nadie se dio cuenta del simbólico acto de los dos jugadores pero con el paso de los minutos y a medida que las emisoras de radio y parte del público iban tomando conciencia de la motivación, desde las gradas comenzaron a sonar pitidos de protesta en contra de ambos jugadores. 

El descanso se alcanza con ventaja del equipo cántabro por 1 a 0. Al llegar al vestuario, varios policías vestidos de paisano apartan a los futbolistas y se dirigen a ellos amenazantes: “O se quitan ahora mismo esos brazaletes o ustedes no salen en el segundo tiempo, se vienen con nosotros a comisaría”. Convencidos de haber cumplido su objetivo, deciden hacer caso a la recomendación de la policía. El Racing de Santander ganó el partido por dos goles a uno. Los dos tantos locales fueron anotados por su delantero centro, Aitor Aguirre.

Al día siguiente, a comisaría

Con todo, al día siguiente tienen que ir a comisaría a declarar junto al presidente del club, José Manuel López Alonso, que les apoyó en todo momento a pesar de no tener nada que ver con los hechos ocurridos.

Presidente Racing
José Manuel López Alonso. Ex-presidente del Racing de Santander

Además de recibir variadas amenazas de muerte por parte de grupos de extrema derecha, en los días siguientes fueron multados cada uno con la cantidad de 100.000 pesetas de la época, a pesar de que el fiscal solicitaría hasta cinco años y un día de cárcel para ambos jugadores. Sin embargo, el fallecimiento de Franco provocó que se diluyera del todo la causa contra los dos futbolistas que nunca se arrepintieron de lo que hicieron. 

“La suerte fue que enseguida llegó la democracia y todo se tranquilizó, pero sí que pasamos un tiempo en el que mirabas a tu espalda, porque que te amenacen siempre te preocupa… Siempre tenías ahí la cosa de que algún descerebrado te hiciera algo”, recuerda Sergio en el libro “Futbolistas de izquierdas”. “Fue un gesto espontáneo por la democracia, una manera de colaborar con la llegada de la democracia, de demostrar que la gente quería un cambio”, añadía en una entrevista en El País; “ha sido una de las cosas más bonitas que he hecho en mi vida”, concluía en Informe Robinson.

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